martes, 27 de noviembre de 2012
He muerto Federico Sepúlveda. el pasado 25 de noviembre del 2012. Rezando el Santo Rosario
En la muerte de Federico Sepúlveda
26-11-2012
Ángel del Río
El domingo se nos fue del mundo, que no del corazón, un hombre sencillamente bueno; un hombre joven y afable; un gran profesional, entregado a su trabajo, tanto como a su familia y a sus amigos. Se nos ha muerto Federico Sepúlveda, director general de Patrimonio Verde del Ayuntamiento de Madrid, parte principal de que la capital de España se haya convertido en una de las ciudades más hermosas del mundo en cuanto a su patrimonio verde se refiere. Federico Sepúlveda vivía con intensidad su trabajo y hasta el último momento se llevó la grave enfermedad que padecía a su quehacer diario. Irreductible en su ánimo de bajar la guardia ante la adversidad. Era un hombre de tremenda fe, de firmes convicciones religiosas, lo que le llevó a asumir su grave enfermedad desde el primer instante, a convivir con ella y a prepararse para el adiós. Federico ha sido en lo personal, un ejemplo de dignidad, un permanente testimonio de fe, de ponerse en los brazos de Dios, de amor infinito a los suyos.
Como amigo es de esas personas encantadoras que cuando se marchan te dejan un vacío físico, pero repleto el corazón de grandes sensaciones. Como profesional, el pueblo de Madrid tiene que agradecerle su desvelo, su empeño hasta el último aliento, por hacer una ciudad más sostenible, más humana, más grata a través de la conservación y ampliación de sus zonas verdes. Madrid ha vivido durante la gestión de Federico Sepúlveda una de las etapas más brillantes en la consolidación de su patrimonio verde, fruto del celo, el amor y el trabajo de un hombre joven al que la muerte nos ha arrebatado de la cercanía, pero no del inmenso afecto que nos provoca su recuerdo.
Descanse en paz un hombre fundamentalmente bueno, una persona entregada a su familia y a su profesión, un hombre al servicio de Madrid y con el que Madrid tiene una deuda. Esta mañana, cuando he pisado los paseos alfombrado de otoño, cuando he sentido bajo mis pies el leve crujido de las hojas muertas, he recordado los paseos imaginarios que hice con Federico por los parques y jardines de nuestro Madrid. Tenía una alma profesional tan sensible con la naturaleza, que se acercaba mucho al del poeta que va escrutando musas entre los abedules, los castaños, los chopos, los cipreses y los abedules. Federico sentía cada estación del año en la sinfonía personal de su amor por la naturaleza. Hoy en el estanque del Retiro naufragan los sueños rotos de muchos proyectos por hacer, pero en la Rosaleda del Parque del Oeste, la primavera ha despertado prematuramente para perfumar el adiós a Federico y volverse a sus cuarteles de invierno hasta que el mes de mayo la resucite gozosa, como a él le gustaba. Y en el parque del Capricho (su capricho de parque), por el laberinto de laureles y las filigranas del parterre, encuentro los almendros queriendo estallar en espuma blanca por sus ramas… Pero todavía es temprano.
Ayer sentí un manotazo duro, un golpe helado, cuando tuve noticia de tu muerte, amigo Federico.
.madridiario.es/2012/Noviembre/opinion/angel-del-rio/224671/angel-del-rio.html
Esta publicación fue escrita por: Angel Rafael Martínez Alarcón
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