jueves, 3 de noviembre de 2011
Cuauhtémoc Cárdenas: constructor de la democracia
Cuauhtémoc Cárdenas: constructor de la democracia La gente, de forma casi frenética, salía de sus hogares para participar en los mítines de campaña o en las actividades proselitistas a favor del candidato que había logrado unir a todos los partidos fuera del PRI y de Acción Nacional Ruth Zavaleta Salgado* Aún recuerdo esos meses previos a la elección presidencial de 1988. Desde 1987 se había constituido la corriente democratizadora encabezada por el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano. Él se había salido del Partido Revolucionario Institucional y, con ello, habría de herirse profundamente el sistema hegemónico de ese partido. La izquierda, tanto la electorera como la que no, estaba discutiendo qué hacer. El dilema estaba entre participar o no en el proceso electoral. Yo y otros jóvenes, la mayoría estudiantes de la UNAM y participantes del movimiento estudiantil de 1986, estábamos dentro de la Organización Revolucionaria Punto Crítico, que encabezaba Raúl Álvarez Garín, aunque, en realidad, sólo participábamos como oyentes, pero cuando vino el momento decisorio entre sumarnos o no a la campaña del ingeniero, la mayoría no estábamos de acuerdo. El argumento fue contundente por parte de la dirigencia: habría que aprovechar el momento para debilitar al régimen, es decir, no nos sumamos porque pensáramos que ganaríamos la elección sino porque considerábamos que ello serviría para debilitar la fuerza de la clase gobernante hegemónica que emanó durante 70 años de un solo partido: el PRI. Conforme pasaron los días, la euforia popular nos envolvió y todos nos volvimos entusiastas promotores del candidato, al grado de que nos peleábamos agenda para llevarlo a nuestras colonias. La gente, de forma casi frenética, salía de sus hogares para participar en los mítines de campaña o en las actividades proselitistas a favor del candidato que había logrado unir a todos los partidos fuera del PRI y de Acción Nacional. Lamentablemente, algunos activistas, como Ovando y Gil, perdieron la vida de forma violenta sin comprobarse si fue parte de la represión o parte de la casualidad de los actos de la delincuencia común. Las elecciones se llevaron a cabo y se quedó la duda permanente del fraude electoral que le dio la victoria a Carlos Salinas de Gortari. A partir de esa fecha, un gran número de grupos de izquierda y personalidades de diversos partidos políticos decidieron fundar el Partido de la Revolución Democrática. No obstante que el ingeniero Cárdenas no fue ungido como el presidente de México, su actitud y su decisión de evitar la confrontación violenta le posicionó como uno de los líderes de mayor peso moral en la República, tanto interna como externamente. Esa etapa política de la historia del México contemporáneo será recordada como el parteaguas de la transición democrática. A partir de esa fecha se lograron cambios importantes en la Constitución con relación a la garantía de crear las reglas del juego electoral que permiten la base de un país democrático, tal como la fundación del Instituto Federal Electoral, la del Tribunal Electoral, el reempadronamiento de electores y la redistritación del país, entre otros cambios. La transformación de las instituciones y la creación de nuevas leyes que han garantizado el transitar pacífico de un Estado de partido hegemónico (dictadura perfecta, diría Vargas Llosa) a un Estado de conformación plural del Congreso de la Unión y la alternancia en la Presidencia es, en parte, resultado del liderazgo del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas. Por estas razones, ahora que el Senado le ha otorgado la medalla de honor Belisario Domínguez, seguramente, miles de ciudadanos y principalmente los que hemos seguido, de alguna forma, cerca del ingeniero, nos congratulamos y agradecemos a los senadores el otorgamiento de este símbolo porque, más allá de los reconocimientos personales, esta distinción tiene que ser vista como un énfasis fundamental a las actitudes constructoras de instituciones y de la democracia en nuestro país. Quizás por esa razón, hoy el PRD tiene, en la persona del ingeniero, un activo que puede constituir un elemento de unidad de la izquierda, tanto de la militancia partidaria como de la que se encuentra fuera de las filas de cualquier partido pero, también, de los ciudadanos en general de todos los sectores que, cansados de las confrontaciones internas de ese partido, todavía estarían dispuestos a votar por esa opción si es encabezada por un líder que no anteponga sus intereses personales a la construcción del proyecto colectivo y de Estado que permita combatir la desigualdad social con eficacia. En horabuena por los mexicanos y por este líder nacional. *Maestra en derecho constitucional por la UNAM ruthzavaletas@yahoo.com.mx
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Esta publicación fue escrita por: Angel Rafael Martínez Alarcón
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