lunes, 15 de noviembre de 2010

La Iglesia Católica durante el porfiriato 1876- 1911 / Ángel Rafael Martínez Alarcón

La Iglesia Católica durante el porfiriato 1876- 1911

  Ángel Rafael Martínez Alarcón



Un discurso pronunciado en París por el obispo de San Luis Potosí, en el que éste declaró que, a pesar de la Constitución y de las leyes mexicanas, la Iglesia se encontraba en situación muy floreciente y satisfactoria…(1900)John Kenneth Turner.



La historia de nuestra nación desde hace 491 años está íntimamente ligada al trabajo pastoral de la Iglesia Católica Apostólica Romana; dando cumplimiento al evangelio de “Id y anunciar el evangelio por todo el mundo” y confirmado en el siglo XV por el Papa Alejandro VI a los Reyes Católicos de España en la empresa de la evangelización del Nuevo Mundo. En 1519, Hernán Cortés solicita al Emperador Carlos V de Alemania y I de España, el envió de los primeros doces franciscanos para la evangelización de la Nueva España. Ya son casi 500 años de la Iglesia Católica, en los últimos 150 años, con las leyes de Reformas en el México del siglo XIX han puesto en discusión la labor pastoral de la iglesia, basta leer, hasta día de hoy las declaraciones de neomasones todavía atacando a la iglesia y se olvidan que la financiación de muchos de ellos salen de los impuestos de todos los mexicanos, claro que de alguna manera ilegal.



Hay que recodar que los fundadores del Estado Mexicano en la segunda década del siglo XIX, en sus plataformas política trataron con todo respeto y dignidad al trabajo de la iglesia, la insurgencia mexicano tuvo a sus mejores líderes en los sacerdotes quienes se enfrentaron las instancias con el tribunal de la santa Inquisición.



La guerra fratricida de 1854 a 1867; Plan de Ayutla, Reforma e intervención extranjera y el segundo imperio, enfrentó a los mexicanos de aquellos años, en dos proyectos de nación, uno liberal y el otro conservador. En dichos bandos todos sus participantes tuvieron la impronta del bautizo católica. La mayoría de los líderes liberales tuvieron formación en los seminarios de la iglesia. Durante este periodo de la historia de México, se crea el Obispado de Veracruz, con sede eclesiástica en la ciudad de Xalapa.



La derrota política en el poder ejecutivo federal del xalapeño Sebastián Lerdo de Tejada en 1876, permite el arribó del héroe de la batalla del 2 de abril de 1867, el General Porfirio Díaz Monroy (1830-1915). Quién por espacio de tres décadas estuvo al frente del país; las relaciones del Estado y la Iglesia gozaron de unas magnificas relaciones. A pesar de la promulgación de la constitución liberal del 5 de febrero de 1857, jerarquía y gobierno caminaron juntos en la historia de nuestra nación, bajo los postulados del positivismo de “orden y progreso”.



Entre los años de 1876 a 1911, se erigieron 11 nuevas diócesis, todas ellos tuvieron el visto bueno del C. Presidente de la Republica. Las nuevas diócesis del porfiriato fueron: Tabasco, Colima, Sinaloa, Cuernavaca, Chihuahua, Saltillo, Tehuantepec, Tepic, Campeche, Aguascalientes, Huajuapan de León. La diócesis de Oaxaca de donde era el General Porfirio Díaz se convirtió en arquidiócesis, junto Durango, Monterrey y Puebla.



La encíclica Rerum Novarum promulgada por SS. León XIII en la primavera de 1891, permitió que los católicos mexicanos pudieron organizarse políticamente para darle vida la doctrina social de la iglesia, lo cual permitió la organización de de varios congresos nacionales católicos tales como en Puebla, Morelia, Guadalajara. En 1905 se funda la Asociación de los Operarios Guadalupanos, se funda los primeros periódicos católicos como Restauración y La democracia Cristiana. Tres años más tarde se instala la Unión Católica Obrera. La fundación del Partido Nacional Católico, mismo que apoyó la candidatura presidencial de don Francisco I Madero, en el proceso electoral de 1910.



Así como la celebración de diversos concilios y sínodos diocesanos al largo y ancho territorio nacional. En 1896 se funda la Nueva Pontificia Universidad Mexicana.



El doce de diciembre de 1895, Santa María de Guadalupe es corona por el arzobispo de la ciudad de México Pelagio Antonio de Labastida y Dávalos, previa autorización de S. S. León XIII. Su sucesor Pio X, en 1910, la proclama como patrona de de América Latina.



Finalmente también la Revolución Mexicana tiene la impronta de la fe católica de su pueblo. Sólo hay que recodar que el Presidente Díaz tuvo una política muy reconciliadora con la Iglesia; nunca negó su credo religioso, al mismo tiempo tenia su filiación masónica.




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